lunes, octubre 29, 2007

Noctámbulos de Hopper
Bares, qué lugares
tan gratos para conversar
No hay como el calor
del amor en un bar.
(Gabinete Caligari)
Recomendable, "L’Arrière-Saison" de Philippe Besson; Novela, editada en 2002, que recrea de forma magistral la vida, sentimientos, miedos y virtudes de los personajes que aparecen en el famoso cuadro "Nighthawks".
Los cuatro personajes de la famosa pintura "Los Halcones de la Noche", que Edward Hopper pintó en 1942, inspiran "Final del verano", la quinta de las novelas del escritor francés Philippe Besson, que fue publicada en España por Alianza. El texto es un formidable ejemplo de evocación sobre 'el deseo silencioso'. En un bar cualquiera de Nueva Inglaterra, una dama de rojo toma una copa muy cerca de un elegante caballero con sombrero. Al otro lado de la barra, el barman parece conversar con estas dos personas, ante la curiosidad de otro hombre que contempla la escena de espaldas. Esta conocida composición ideada por Hopper, pintor del espacio, la luz y el vacío, fueron suficientes para disparar la imaginación de Besson, nacido en 1967 en la ciudad francesa de Barbezieux, hasta el punto de crear toda una trama en torno al affaire entre los dos personajes centrales. Lo que sorprende del cuadro es que las dos figuras del centro casi se tocan, pero ni se miran, ni se hablan, dejando entrever una enorme y disimulada atracción, afirmó, en su día, en la presentación de la obra en España el autor, uno de los jóvenes escritores más destacados del actual panorama literario francés. Cuando el lector descubre que la dama del vestido rojo es Louise Cooper, una autora de teatro con éxito, que espera en el bar Phillies la llegada de su amante, comienza la inesperada narración de "Final del verano", que, a la manera del teatro clásico, transcurre en un único espacio en tan sólo dos o tres horas. En vez de su amante, es Stephen Townsend, su antiguo novio, quien irrumpe en el local, disparando los recuerdos y decepciones sobre su historia de amor, entre diálogos explícitos y monólogos interiores, donde lo que más dice es lo que no se ve. Besson, que se considera "un novelista de lo íntimo, de lo que se tiene en la cabeza y en el corazón", quiso ser fiel al universo plasmado por Hopper, y, por ello, supo que su novela "debía suceder dentro del cuadro desde el primer momento, y que se terminaría cuando los personajes salieran del local". Al hombre del sombrero, Stephen, lo convirtió en abogado, y describe a través de éste la sociedad clásica bostoniana. Aunque Hopper solía representar en sus obras a personajes de clase social baja, en la novela de Besson "el único modesto es el barman, Ben, un personaje más entrañable que los otros dos". "Louise, a pesar de ser una mujer, es el personaje más parecido a mí", confiesa el escritor, que hizo circular su obra entre varias mujeres para que dieran su opinión sobre la forma de pensar de la protagonista, antes de que la obra se publicara

Permítaseme una excentricidad, y que Hopper me perdone... je, je, je

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